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viernes, 27 de marzo de 2015

Judaismo¿Que es ser un judío auténtico?

Judaismo¿Que es ser un judío auténtico? ¿Que es ser un judío auténtico? Escrito por Dr. Guido Maisuls en 26 Marzo 2015. Publicado en Judaismo autenticaPor Guido Maisuls Según Jean-Paul Sartre existe una distinción entre los judíos, por una parte los judíos inauténticos o carentes de conciencia de su condición judía y por otra parte, los judíos auténticos o aquellos que viven hasta el fin de sus días, su condición de judíos. Pero ¿cual es la posición ante la realidad que asumieron y asumen judíos concretos como yo, como tu, como el o como Woody Allen, Isaac Asimov, Noam Chomsky, Albert Einstein, Sigmund Freud, Primo Levi, Herbert Marcuse, Karl Marx, Roman Polanski, Rosa Luxemburgo, Baruch Spinoza, León Trotsky y Mark Zuckerberg? Si partimos de la premisa de que el judío es un ser humano: "Soy un judío. ¿Es que un judío no tiene ojos? ¿Es que un judío no tiene manos, órganos, proporciones, sentidos, afectos, pasiones? […]Si nos pincháis, ¿no sangramos? Si nos cosquilleáis, ¿no nos reímos? Si nos envenenáis, ¿no nos morimos? Y si nos ultrajáis, ¿no nos vengaremos? Si nos parecemos en todo lo demás, nos pareceremos también en eso." William Shakespeare en "El Mercader de Venecia". Pero ¿Es el judaísmo una religión? ¿Será un judío alguien que cree en la religión judía, de la misma manera en que un cristiano cree en el cristianismo o un musulmán en el Islam? Pero muchos judíos son ateos. ¿La condición de judío se hereda a través de la madre?, ¿El ser judío no está en nuestro ADN? ¿Está en nuestra alma? ¿Es judío quien reconoce su pertenencia a un pueblo o nación judía? ¿Y los judíos que son antisionistas?, ¿Y si el hecho de ser “judío” es una identidad cultural? ¿Y los que aman la gastronomía judía? ¿Y los que aprecian el humor judío? ¿Es el judaísmo la afinidad por los valores liberales y progresistas? ¿Qué es ser un judío? Es algo que se lleva dentro pero, ¿Es formar parte de una raza?, ¿Es tener una nacionalidad determinada?, ¿Es una religión? Si fuera una raza no tendría sentido la conversión, no existirían judíos negros, morenos, amarillos y blancos. Entonces no es una raza. Si fuera una nacionalidad, alguien que nació fuera de Israel o que posee otra ciudadanía no es judío pero todos conocemos judíos franceses, judíos canadienses, judíos rusos, judíos argentinos, judíos uruguayos. Entonces no es una nacionalidad. Si fuera sólo una religión, los judíos no religiosos no serían judíos y esto no es así. Entonces no es sólo una religión. En mi opinión existen tres posibilidades que puede asumir el judío ante la realidad que lo circunda: 1. Una posición universalista o ser un sujeto abstracto y universal que quiere mostrar que es solo una persona debajo de su aparente condición de judío. Una persona como todas, no porque sea judío, sino porque es un hombre. 2. Una posición que se sustenta en la reafirmación de su condición judía frente a las distintas realidades de los países en donde pueda habitar o su decisión de asumir definitivamente su existencia en su hogar nacional ancestral, llámese Israel. 3. La asimilación como tercera posibilidad, es decir el hecho de borrar definitivamente su condición judía de su vida cotidiana y frente a la sociedad que lo sustenta. Así define Sartre en sus "Reflexiones sobre la cuestión judía": “…la autenticidad consiste, en su caso, en asumir hasta sus últimas consecuencias su condición de judío, la falta de autenticidad en renegar de dicha condición o en tratar de esquivarla...” “El judío pude elegirse auténtico reivindicando su espacio judío, Puede asimismo verse abocado por su elección a reivindicar una nación judía poseedora de una tierra y de una autonomía, puede persuadirse de que la autenticidad judía exige el que el judío esté apoyado por una comunidad israelita" "La Autenticidad judía consiste en elegirse como judío, es decir, en realizar su condición judía. El judío auténtico abandona el mito del hombre universal: se conoce y se quiere en la historia como criatura histórica maldita; ha dejado de regirse y de avergonzarse de los suyos" Entonces: ¿Qué es para mí, ser un judío autentico? Opino como Jean-Paul Sartre que el judío auténtico se auto elije a sí mismo judío y no se identifica en la caricatura grotesca que el antisemita pretende mostrarle ya que no se avergüenza ni tiene motivo alguno para avergonzarse de su propia esencia. Creo que el Judaísmo no es una religión, es un estilo de vida y por lo tanto no es un dogma, es una cultura. Creo que ser un judío hoy, es una opción de vida, es ser un irremediable rebelde que nada eternamente contra la corriente del conformismo, de la mediocridad, de la corrupción y de la maldad de los hombres. Es oponerse activamente a las injusticias que percibimos en nuestra rutina cotidiana, es trabajar incansablemente desde nuestras imperfecciones y debilidades para ser una luz entre las naciones, es atreverse desde nuestros humildes lugares a hacer de este mundo un lugar realmente digno de ser vivido.--------------------- Por Guido Maisuls-----------------------------------------------------------------------------La exploración de un laberinto Escrito por Dr. Guido Maisuls en 25 Marzo 2015. Publicado en Judaismo kovaPor Marcos Aguinis Kovadloff ofrece un aporte infrecuente a un problema complejo. Pareciera que la definición más condensada del judaísmo es la que afirma que se trata de una interminable polémica. En efecto, con justicia los judíos han sido identificados como Pueblo del Libro. Ese libro, la Biblia, contiene el Pentateuco (Torá), los Profetas y los Hagiógrafos, redactados en diferentes tiempos y por diversas plumas. Esa caudalosa obra nunca dejó de ser estudiada, comentada y exprimida desde la antigüedad hasta el presente. Para ser justos, se debe señalar que también hubo una inmensa producción literaria hebrea que no fue incorporada a la Biblia y se remonta a más de dos mil años. El historiador anglo-católico Paul Johnson afirma que la literatura judía de los tiempos precristianos fue más abundante que toda la farragosa creación helénica. Durante la dominación romana se empezó adesarrollar el Talmud (ley oral) de Jerusalén y de inmediato el de Babilonia (Mishná y Guemará). Era una catarata variopinta de discusiones, crónicas, enseñanzas, interpretaciones y relatos que llenaban volúmenes. Más adelante, en las alturas de la ciudad de Safed, sobre la Alta Galilea, se desarrolló la Cábala, que ya venía siendo elaborada por sabios judíos del Mediterráneo occidental. En medio de esa actividad intelectual incesante, los judíos padecían discriminación, opresión, expulsiones, calumnias y asesinatos. El estudio de la Torá y sus anillos de comentarios se realizó durante la paz y la guerra, el bienestar o la miseria. Antes de la destrucción del reino de Israel había comenzado a formarse la diáspora judía, que en hebreo se llama Galut. La integraban judíos de todas las profesiones y clases sociales. En algunos sitios como Alejandría y Roma surgieron relevantes personalidades. Aunque el vínculo con Tierra Santa y Jerusalén jamás dejó de ser mantenido con firmeza, la diáspora no era uniforme ni siempre opresiva. Con su reciente libro, Santiago Kovadloff se interna con solvencia en un campo minado. La independencia del Estado de Israel no sólo ha sido un milagro que llenó de júbilo a millones porque parecía cerrar la maldición absurda del Galut, sino que además ha generado un efecto inquietante: es el fin de la etapa más larga y conocida de la diáspora por antonomasia. Otros pueblos también tienen a la mayoría de sus integrantes fuera del territorio ancestral, como los armenios y los libaneses. Pero ninguno acopia la riqueza en historias, productividad y trascendencia como la judía. El solo título del libro (La extinción de la diáspora judía) es un desafío. Con una prosa deslumbrante y afinada, Kovadloff revisa con permanente equilibrio los numerosos enfoques que ha generado la nueva situación. Por un lado, existe un Estado de Israel exitoso donde se ha vuelto a concentrar buena parte del pueblo judío (alrededor de la mitad) y por la otra, subsiste una Diáspora con judíos que optan por integrarse a los países donde residen. Entre una y otra porción persisten lazos de recíproco afecto y enriquecimiento espiritual. El pasado y una cultura común los asocia. Pero la diáspora, al no ser ya más una maldición infranqueable, se ha transformado en algo diferente. Tendencias seculares y resurgimientos religiosos enredan el panorama. Las opiniones osadas de varios filósofos y algunas personalidades de gran estatura son disecadas por Kovadloff con meritoria prolijidad. Pone en evidencia un bosque de conflictos, puntos de vista y angustias que burbujean en el judaísmo actual y no siempre son tenidos en cuenta. Pero el autor no se limita a reproducir enfoques ajenos, sino que los somete a una crítica luminosa y audaz. Ofrece una contribución infrecuente sobre un asunto que a muchos quemaría las manos. Por Marcos Aguinis--------------------------------------- Continuar leyendo Más Artículos... "J´Äccuse…" "Yo Acuso…" Resurrección de Chamberlain El discurso de Netanyahu ¡Ojalá pudiese! www.identidades.com.ar