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domingo, 29 de enero de 2012

Domingo 29 de enero de 2012 | Publicado en edición impresa Drama Uruguayos Por Natalia Laube | Comentá0 Pablo Navarro y Ariel Saenz Tejeir

Domingo 29 de enero de 2012 | Publicado en edición impresa
Drama
Uruguayos
Por Natalia Laube |
Comentá0

Pablo Navarro y Ariel Saenz Tejeira, en una escena de esta pieza sensible de Martín Urruty.
Director: Martin Urruty / Elenco: Noelia Prieto, Pablo Navarro, Ariel Saenz Tejeira / Vestuario: Cecilia Zuvialde / Iluminación: Ricardo Sica / Asistente de Dirección: Rosario Alfaro / Autores: Noelia Prieto, Pablo Navarro, Ariel Saenz Tejeira, Martin Urruty / Funciones: sabados, a las 23. 15 / Sala: Camarin de las musas, Mario Bravo 960 / Duración: 55 Minutos
Nuestra opinión: muy buena

Dos hermanos que no se ven hace tiempo viajan a algún pueblito de Uruguay, último lugar en que vivió su padre recién muerto, para cumplir su último deseo, extraño a los ojos de quienes no convivieron con él durante los últimos años: ser arrojado al mar desde el muelle en que conoció el amor en una noche de luna brillante. Nacho y el Gordo, los hijos del difunto, comenzarán a entender los hilos que mueven esa última voluntad cuando, en el mismo viaje, conozcan a Irasema, la última mujer de su progenitor: una chica joven -bastante más joven que ellos- y descontracturada -mucho más descontracturada que ellos-, que los hará conocer una faceta hasta entonces desconocida del señor que los crió. ¿Cómo se entiende que el mismo tipo que los hizo así, tan comerciantes, tan vendedores de seguros, se haya convertido en alguien capaz de disfrutar de la vida en la naturaleza y de la venta de artesanías y sus consecuencias? ¿Cuándo fue que sucedió todo eso? El Gordo esboza una respuesta que lo tranquiliza: "Es que los uruguayos en general son más felices".

Inscripta en ese género en sí mismo que componen las obras teatrales cuya acción comienza a rodar a partir de la muerte de un familiar -Hasta que la muerte nos separe, Algo de ruido hace, entre muchos otros títulos- Uruguayos echa a andar su trama con un humor sutil que ayuda a evadir la solemnidad pero no le evita hacerse cargo del tema que pone sobre la mesa: las contradicciones que despierta en los hijos la muerte de los padres que tal vez hayan estado algo ausentes, que por ahí fueron un poco egoístas, pero que fueron padres al fin. Bajo la dirección sensible de Martín Urruty (responsable, además, de una escenografía minimalista que devela su formación como artista plástico y refuerza la sensación de intimidad que tiñe toda la obra), Noelia Prieto, Pablo Navarro y Ariel Sáenz Tejeira -en los roles de la joven viuda y los dos hermanos, respectivamente- les aportan a sus personajes todos los matices sentimentales que aparecen durante esos períodos de la vida que se han dado en llamar "momentos límite". La evidente improvisación que utilizan como recurso en más de una escena produce momentos disfrutables por lo cercanos, aunque funciona mejor en los pasajes de dos actores que en aquellos donde la trama incluye a los tres: en ellas, la actuación se vuelve algo desordenada y obstruye la fluidez de esta obra de cámara que encuentra sus momentos más interesantes cuando reflexiona como sin querer y de manera brutal en esa costumbre que tenemos de idealizar y de necesitar aquello que no tenemos... o, peor aún: que tuvimos pero ya no está..

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